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La casa, también conocida como de los Alvarado-Bracamonte, se erige por el  Gobernador, Corregidor y Capitán de Guerra de las Islas de la Palma y Tenerife, Diego de Alvarado-Bracamonte, que se instala y reside en San Cristóbal de La Laguna entre 1624 y 1635. Su linaje, reforzado por la solvencia económica y el poder político, se irá encumbrando hasta tener títulos nobiliarios como Marqueses de la Breña y de la Mejorada del Campo.

También se conoce el inmueble como Casa de Los Capitanes Generales por haber residido, entre 1705 y 1723, seis Capitanes Generales de Canarias. Ello lo dotará de una fuerte carga histórica e institucional, que ha permanecido hasta la actualidad, pues allí se ubica la máxima representación local del municipio.

Desde el punto de vista constructivo, el exterior del edificio se caracteriza por el trabajo de albañilería sobre cantería. La piedra, de toba volcánica roja, y probablemente procedente de la cantera del Obispo de La Laguna, se utiliza en determinadas partes del edificio. Ello dará distinción arquitectónica, sobre todo por su colocación en la fachada, siendo lo más distintivo su portada de piedra y las esquineras del inmueble. La distribución irregular de los huecos es un indicador de su construcción en el seiscientos. El amplio alero de teja y el esgrafiado de tradición hispano-musulmana subrayan la distinción del inmueble.

En cuanto a su interior, el espacio se distribuye a un amplio patio, al que se accede por el zaguán; y entorno al cual se distribuyen las dependencias de la planta baja y alta. Además de proporcionar luz, ventilación e intimidad, distribuía las estancias propias de la vivienda del siglo XVII: habitaciones, caballerizas, bodegas, depósitos, cocheras, etc. Actualmente restauradas, con especial dedicación en la recuperación de las carpinterías, se destinan a usos municipales.

La Casa de los Capitanes Generales se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento de interés local, el 11 de noviembre de 1981

 

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